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Juguetón y cariñoso. Osado, valiente y mañoso: así era mi perro Frodo: El guardián de la casa, uno más de la familia.
Vivía arriba de la casa, en la losa del techo. Desde su rincón vigilaba todo el sector y era capaz de tirarse a donde los casi 3 metros si la situación lo ameritaba. Eso era algo grandioso en verdad, al menos yo sólo lo había en las películas.
Hoy día desperté de un sueño angustiante: Yo cerraba la puerta del jardín y me dio la impresión que había alguien al otro lado agazapado y al cerciorarme, me atacaban dos hombres que querían entrar para atacarnos. Desperté sobresaltada. Claro, mientras tanto, en mi casa mi perrito estaba muriendo envenenado. Yo sé que me avisó, que se estaba despidiendo. Siempre mis mascotas se despiden de mi porque yo sé que me quieren y yo los quiero también.
En verdad no veo la necesidad de matar a mi perro, porque no tenemos tantas cosas que robar. Solo sé que la naturaleza del hombre es así, cuando hay seres hermosos que salen del promedio se les detruye, solamente por envidia. La muerte es tan drástica y definitiva y todos los seres somos únicos, ya no va a haber otro igual.
"¡Cuida la casa Frodo!" le decía cada vez que salíamos. Seguro que lo hará.